Cuando conversamos entre amigos sobre cochinillos salen a relucir localidades como Segovia, Aranda de Duero, Sepúlveda, Lerma o Covarrubias, pero muy pocos saben que el cochinillo más fiable del país se encuentra a las afueras de Madrid, en Humanes.
Cada día están quedando más claras dos líneas bien definidas de alta gastronomía, la de quienes valoran el plato y el producto y no quieren restarle importancia con efectismos y otras parafernalias del comer, y los que buscan que el comensal disfrute cada minuto incorporando nuevas sensaciones y preparándole para que cuando el bocado llegue a la mesa su nivel de satisfacción ya sea grande y se muestre predispuesto a recibir los diferentes platos que saldrán a la sala.
Coque se encuentra en esta segunda vía, algo meritorio cuando el restaurante se ubica en una calle estrecha de un pueblo rodeado de polígonos industriales.
El establecimiento actual no se parece en nada al que conocí hace doce años, pero tiene algo en común, un cochinillo descomunal y tres hermanos que saben muy bien lo que quieren y lo que tienen que ofrecer al público.
Ahora cuando llegas a Coque te está esperando un aparcacoches para que no desesperemos dando vueltas por los alrededores. Tras la recepción desciendes una planta para ser agasajado con un cóctel de bienvenida, que cambia cada mes más o menos. Es la bodega, de suelo acristalarlo sobre el que se extienden cientos de botellas de vino, que también ascienden sobre las paredes. Te apetece todo, el Sasicaia, el Angelus…
Te acompañan hasta un ascensor que te lleva directo a la cocina. Allí disfrutas de dos aperitivos mientras conversas con los cocineros. Touché! Conoces el horno original y te presentan las diferentes maderas que utilizan en función del ingrediente principal. Pasas al bonito salón y comienza el despliegue de vajillas y atrevidos platos, porque Coque es muy creativo. Sorprenden sus erizos de contraste dulce picante, y su meritorio salmonete a la brasa, seduce el escabeche de lubina y perdiz, funciona el ravioli de liebre con tendones de terneray pasa algo más desapercibida la Gastrogenómica de semillas de verduras con especias de los cinco continentes. Los postres mantienen el buen nivel general. Pero si hay un plato insuperable ese es el cochinillo. Para quitarse el sombrero.
Coque acaba de conseguir la segunda estrella Michelin. Y sigue mereciendo una visita aunque solo sea por el cochino, que bien vale los 100€ que cuesta el menú.
Así que ya lo saben, tienen pendiente si no han ido ya una visita a Humanes. Eso sí, vayan con la mente abierta y prestos a una cocina de contrastes, original y con mucha estética.
